martes, 2 de noviembre de 2010

EL DIABLO DE NUESTRAS CABEZAS VACÍAS

Querida L:

El diablo de nuestras cabezas vacías... tú sabes de lo que hablo. Se despierta en mitad de la noche y camina en círculos hasta que caemos rendidas de sueño sobre nuestras mojadas y sordas almohadas.

Se aloja en los espejos a cualquier hora del día, puedes asomarte y ver sus colmillos, los clava lentamente en nuestra carne que sangra transparente y grita estoy bien, todo pasará algún día.

Miente a nuestra boca que respira entrecortado cuando el aire nos falta si aprieta el monstruo sin que nosotras lo veamos venir.

Susurra a nuestros oídos que el camino se acorta pero no hay meta con lazo dorado ni suelo de baldosas brillantes.

Ata nuestras manos y piernas, con cuerda corta, a grandes rocas. Desprenden calor al andar en circulo y queman los pies y cansadas nos sentamos y miramos al vacío donde habita el ente que grita y grita y nos pide alimento y suplica el encierro.

Y pulimos nuestros estómagos sentadas en frías baldosas y gime el presente que machacamos a puñetazos sin piedad e implora el perdón la fortuna y ciegas nos quedamos ante la suerte.

Y todo esto no es más que una maldita costumbre, ambas lo sabemos...


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