viernes, 25 de noviembre de 2011

EL DÍA QUE DESCUBRÍ QUE SOY IDIOTA


El día que descubrí que soy idiota, el sol brillaba como un típico día leones, el frío cortaba con típico día siberiano y no cantaba ningún pajarillo encima de ninguna típica rama pelada. Como todos los días me levanté, desayuné; té , tres galletas, y una cucharada de miel, me metí en el baño, me lavé la cara, no me duché, lo había hecho por la noche, como digo me lavé la cara y el flequillo, siempre amanezco, y este día no fue distinto, con él a modo de tupé, me pinte la raya del ojo, por arriba con cuidado, por abajo con menos cuidado y me dí un toquecito de rimel. Ya listos para salir de casa mi dí cuenta de que no tenía el móvil, siempre lo mismo, antes de salir de casa compruebo, llaves, móvil, guantes , placas y calefacción apagadas, cerré la puerta doble vuelta. Bajé las escaleras cargada con la última caja apoyada en la cadera, me crucé con una vecina, la saludé cordialmente, hablé algo con ella, es una chica muy maja y me da pena perder el contacto, la dí mi teléfono, por si algún día nos apetece tomar un café juntas, yo pediré té con leche. Seguí bajando las escaleras y me metí en la furgoneta, el sol calentaba dentro y la perra pedía mimos lamiendome la mano. Llegamos a nuestro destino y terminamos nuestra tarea del día. Fui a mi despacho, encendí el ordenador, cambios en la programación del festival, comí un bocadillo frente al ordenador y seguí trabajando, sin más, sin pensar sin plantearme nada en absoluto, era lo de siempre. Sobre las 7 de la tarde apagué el ordenador, me metí en la ducha, me sequé el pelo, planché unos pantalones de raya, que hace tiempo que la perdieron y salí a la calle acompañada por mis padres, tenían que ayudarme a colgar unas cortinas en casa y así lo hicimos, llamaron a la puerta, una vecina, necesitaba ayuda, la farola de nuestra calle se enciende y se apaga continuamente y esta mujer, ya mayor, era incapaz de meter la llave en la cerradura, con mucho gusto la ayudé y acto seguido me presenté, la Señora Calsil, fue así como correspondió a mi presentación y ambas nos sonreímos. Agotada de vuelta a casa y con la misma canción de siempre en la cabeza comencé a sentirme extraña, durante la cena, pechuga de pollo con níscalos y una exquisita salsa hecha por mi legítimo , plantee una cuestión, la cuestión, ¿ Por que alguna gente se aprovecha de los demás ? ¿ Por que tienen tantísimo morro? ¿ Por que no tienen escrúpulos y exprimen sin piedad? y ahí fue, donde me dí cuenta de que soy idiota y de que no, no se puede ser idiota, es un Don poco valorado en el mundo en el que vivimos, el idiota no tiene derechos, al idiota no se le respeta, al idiota ni siquiera se le escucha , al idiota puedes manejarlo a tu antojo, da igual que un idiota tenga talento, da igual que un idiota trate , sin conocer lo que es, de imponerse, al idiota le puedes confundir con un imbécil, con un tonto, con un loco pero no.... solo es idiota y sueña con una utópica sociedad llena de idiotas como él... pobre idiota... el primer paso es admitirlo.

3 comentarios:

  1. Yo sueño con una utópica sociedad llena de idiotas inteligentes como yo. Es imposible y por eso lo sueño, porque soñar cosas posibles os lleva al fracaso y os esclaviza. Sin embargo, como soy valiente lucho también por lo posible, que no es precisamente una utópica sociedad llena de idiotas inteligentes como yo. Pero hay que tener sueños imposibles como los que yo tengo, sueños que no se cumplen nunca y que de ese modo, paradójicamente, no dejan de ser sueños vivos nunca. Y es que el arte es bello y la vida difícil. Y eso lo saben muy bien los idiotas inteligentes como yo.

    ResponderEliminar
  2. Bien por ti querido Idiota. Me gusta saber que hay personas como yo que son capaces de luchar, me uniré a esa lucha. Gracias!!!

    ResponderEliminar
  3. Yo, lo llevo grabado en la frente,casi podría decirte que a fuego, y además, siempre he sentido que estoy en el lugar equivocado y en el sueño equivocado, pero a pesar de eso, está la sonrisa,la paciencia y sobre todo sabiendo que a mucha más gente como a mi, le ocurre, aunque hay días que me da mucho coraje. Y tu lo sabes. Charo.

    ResponderEliminar

gente-opina